Mi mamá tiene la posta. Y no hablo del Apart Hotel tan lindo que está en Cariló. Ojalá fuera esa posta, pero no. Mi vieja tiene la posta de casi todo. Tener la posta es como ser Jefe de Gabinete, pero sin el bigote. Si metés en la batidora a Nostradamus, Ludovica y Lilita Carrió sale mi mamá, salvando las diferencias, claro está.

Ella sabe el porqué de todo y me asusta casi tanto como me resulta admirable. Lo que me asusta es que así como predijo tantas cosas, estoy seguro que sabe muchas otras que están por venir y que no las dice para no generar pánico. Eso asusta.

Mamá sabe que me tengo que llevar un abrigo por si refresca. Y si no me lo llevo... ¡zas! refresca. Ella lo sabe un poco por madre, otro poco por Confesore que dice el pronóstico en el 13.

Mi vieja sabe muchas veces lo que los demás están pensando y lo dice en voz alta. Por ejemplo el otro día fuimos a conocer a mi primo recién nacido y mientras ella lo alzaba decía: "¿Quién es ésta que me levanta? ¿eh? Sí... yo lloro porque tengo hambre". Situación que me pareció genial... ¡sólo con levantarlo!

Mi mamá es un poco bruja. Pero ojo, bruja en el buen sentido. Por ejemplo sabe curar bien el empacho y el mal de ojo. Pero además es capaz de predecir un tsunami con un año de anterioridad: "hay uno de esos por año", dice.

Madre hay una sola y me tocó a mí.

Me voy, pero me llevo paraguas porque dice mi vieja que va a llover...



-- TPT --

Tras ardua búsqueda en la que con mi amigo Nacho hemos resignado (y reacomodado) horarios inóspitos y otrora desconocidos, léase despertarse un sábado a las 6 am... y luego de haber recorrido media Capital Federal (y visto cada gadorcha) dimos con el departamento a alquilar.